Después de estudiar Comunicación y Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José López se aventuró en un proyecto fotográfico que le cambió la vida: registrar la contaminación cultural en la Selva Lacandona. Esa aventura lo llevó por primera vez al que resultaría su segundo hogar: San Cristóbal de las Casas, en la zona de los Altos de Chiapas. En esa etapa hizo radio pública y escribió para medios locales, integrándose rápidamente a la ola cultural sancristobalense. Después regresó a la Ciudad de México con la idea de trabajar como “godín” y volver con algunos recursos a la ciudad chiapaneca, donde terminó viviendo por 15 años en los que comenzaría a construir la base de su obra gráfica.
Inserto en la apertura que San Cristóbal tuvo al mundo a partir del movimiento zapatista, en 1994, se topó con un punto de quiebre que espinaría romántica y artísticamente su corazón: los agaves mezcaleros. La curiosidad por el origen de esta herbolaria le presentó lugares y