A mordiscos por las hembras
Las hembras de muchas especies gustan de ver cómo los machos se pelean por el derecho a aparearse con ellas, o incluso provocan esas broncas. Por ejemplo, la elefanta arma un gran escándalo cada vez que un galán intenta montarla, para alertar a los que se encuentran alrededor y que empiece la guerra (sus gritos despiertan incluso a los que dormitan en la orilla). Por su parte, la gallina bankiva, el ancestro salvaje de nuestras gallinas de corral, emite un fuerte chirrido cada vez que pone un huevo. Puede parecer muy poco inteligente, pues corre el riesgo de alertar a posibles depredadores, pero su objetivo está claro: hacer que los machos comiencen a pelear entre ellos por el derecho a fecundar el siguiente huevo. Las hembras de guepardo no incitan a la pelea, pero al poco de ver a los machos luchando entran en celo.
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