Ruge el volcán
UN SERVIDOR se acerca al Continental con respeto y admiración, tras haber conducido ya muchos a lo largo de casi dos décadas. Desde que se lanzó la primera generación en 2003, los responsables de Bentley han conseguido que su coche sea como un Porsche 911. Que mantenga su filosofía y sus líneas básicas a lo largo de los años y que, al mismo tiempo, vaya evolucionando para estar en lo más alto. Como en el caso del coche alemán, son muchos los fieles clientes que van renovando su Continental según va saliendo cada nueva generación. Para muchos es el coche perfecto por comodidad, calidad, estilo, espacio en las plazas traseras y, por supuesto, prestaciones.
Recuerdo un viaje que hice a La Rioja en 2007 con el primer Speed, que ya alcanzaba los 610 CV. El cambio ZF era de seis marchas, los frenos cerámicos eran opcionales (como ahora) pero ruidosos, y con el diferencial central tipo Torsen había que provocarlo mucho para que perdiera las formas. Pero ya enamoraba por ese “empuje sin esfuerzo” típico de Bentley y ese sonido poderoso y grave, que parece salir de una gruta.
Entonces nos explicaron que en EE UU empezaba a ser frecuente ver a los Continental GT modificados con llantas enormes, y que los talleres estaban recibiendo coches con los motores
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