LA NOTA ‘SALVAJE’ DE LA PARTITURA

tararear su letra es tarea obligada. El subconsciente se abre paso cuando encuentra placer en un sonido y la cabeza no puede dejar de repetir –una y otra vez– lo mucho que necesita esa dosis de adrenalina. No es fácil que la música ponga los pelos de punta y, sin embargo, es el objetivo que consigue de forma rutinaria. Puede que la razón resida en la relación íntima –parecida al amor que comparten dos amantes que llevan poco tiempo sabiéndose, con ansia y ceguera– que se establece entre las personas y las canciones. Quién elige a quién es motivo de debate. Y aquí, en