MEMORIAS DE UN VIVIDOR
ROGER VADIM (1928-2000) fue un tipo inteligente y con talento que supo aprovechar las oportunidades que le dio la vida. Es casi más conocido por sus romances con las actrices más bellas que por sus películas, pero a él nunca le importó demasiado. Al fin y al cabo, que preferirías: ¿ganar una figura dorada de un tío calvo o conducir un Ferrari junto a Caterine Deneuve?
Su verdadero nombre era Roger Vladimir Plemiannikov, y su padre Igor llegó a Francia en 1917 tras luchar contra los bolcheviques. Se hizo cónsul francés y murió con solo 34 años, así que Roger tuvo un padrastro urbanista al que quiso mucho, aunque luego su madre se separó de él. Digamos que ya llegó entrenado al batiburrillo conyugal que le esperaba, porque a lo largo de su vida tuvo dos hijos y dos hijas, todos de madres diferentes, y se casó cinco veces.
En sus memorias, modestas y sinceras, Vadim recordaba que su entrada en el mundo del cine se la debía al director Marc Allégret,
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