Fast & Furious la saga
Apuesto a que poco se imaginaban los autores del artículo de prensa que sirvió como base para la primera película de la saga (ver ficha de The Fast and the Furious/A todo gas en el coleccionable de carteles que sigue a este texto) lo mucho que iba a dar de sí como sustrato sobre el que se asienta una de las franquicias cinematográficas más taquilleras del cine de acción de las últimas décadas, y también, todo hay que decirlo, una de las que mejor ejemplo han dado de capacidad de supervivencia a base de saber mutar en los momentos adecuados para prolongar su vida reinventándose como algo que, de partida, no era.
Lo realmente sorprendente de la saga de Fast and Furious es su longevidad, toda vez que su punto de partida argumental era notablemente básico. Dicha característica habla bien de su capacidad para conectar con el público desde la primera película, pudiendo así sobrevivir a una secuela que era más de lo mismo, pero sin Vin Diesel, y aportaba poco al original, más allá de la fórmula de cambiar enemigos de una entrega en aliados y miembros de la “familia Toretto” en la siguiente, característica que se ha mantenido como parte del ADN del ciclo, y, lo que parecía más difícil, subsistiendo a pesar de la floja tercera entrega, que podría haber sido el final fallido de una trilogía privada de sus elementos centrales, pero por el contrario se convirtió en un punto de inflexión para el progreso de la saga hacia niveles de éxito.
Situémonos: estamos en 2009, cuando, tras dejar en barbecho casi tres años el terruño tras la decepcionante tercera entrega, regresa con una cuarta entrega que claramente quiere ser un nuevo punto de partida recuperando a los protagonistas de las dos primeras películas bajo el elocuente lema , . Su aporte: un giro a su propuesta desde la fusión de géneros que refuerza el tono de wéstern con la banda liderada por Toretto reconvertida en forajidos intrépidos, eso
