la MODA en flor
Frente a lo efímero de una flor fresca, la moda se empeña desde hace siglos en retratar su belleza y hacerla eterna.Ya en la Grecia clásica y en la antigua Roma las flores servían de ornamento sobre la cabeza o en guirnaldas por el cuerpo; su significado ha cambiado con las culturas y el tiempo, pero la flor como metáfora de lo bello nunca ha perdido su fuerza. Fue a partir de la Edad Media cuando su silueta se popularizó en las vestimentas de Occidente. Inspirados por las telas traídas del Imperio otomano, artesanos italianos de Venecia y Florencia reprodujeron sus dibujos florales en terciopelos bordados con hilo dorado; un siglo más tarde, Francia adquirió relevancia en la producción de seda con adamascados inspirados en la vegetación. En el siglo XVII llega a Europa el desde la India, algodón teñido a mano con motivos florales exóticos que pronto ganó gran fama. Este estampado delicado contrastaba con la visión exuberante de la naturaleza y el uso Pompadour y en las melenas de las mujeres de la época. En el siglo XIX destaca el uso de las flores en la moda de la era victoriana, así como, en ese mismo contexto, los creados por el célebre William Morris. En este momento, el avance de la industrialización acelera las técnicas de estampado y las flores se extienden y democratizan en el vestidor femenino, a las puertas de su gran revolución y determinante asentamiento en el siglo XX.
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