El viaje de su vida JOHN TRAVOLTA
Es media tarde en Florida y John Travolta tiene estacionados sus aviones. El mundo a su alrededor cambió hace menos de un año. En julio de 2020, en plena pandemia, su esposa, la también actriz Kelly Preston, falleció de cáncer de mama, mientras aún en su corazón quedaban restos de luto por la pérdida de su hijo Jett en 2009.
Sin embargo, lejos de hacerse el silencio alrededor del actor que triunfó con Fiebre del sábado noche (1977) y Grease (1978), reapareció en plena retransmisión de la Super Bowl el pasado febrero. John y su hija Ella recrearon una de sus coreografías más famosas de los 60 en un anuncio que saturó de likes Internet. Bailando, como siempre, John salía de su cueva.
Su llamada de teléfono llega a mi móvil en California. Es el momento de charlar con un hombre que marcó la niñez y la adolescencia de más de una generación. Es imposible no reconocer su voz y su calidez, que contrastan con esos primeros diálogos en tono neoyorquino de la primera escena de Fiebre del sábado noche, caminando con sus botas escarlatas como Tony Manero, con paso firme y seguro, hasta que una falda de Brooklyn lo distrajo y entró en modo cacería.
Travolta ha sido generoso con Abrió espacio de su agenda, incluso las puertas de sus hangares. Es su santuario. Catapulta al cielo y ¿por qué no? Hablamos de
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos