CARTA DEL DIRECTOR
la primera revista masculina que se atrevía a colocar a un hombre en su portada. En abril de 2001, en aquel primer número deaparecía el primer reportaje que yo escribía para una publicación llamada, en cierta forma, a revolucionar (y perdón por la falta de modestia) la forma de entender la masculinidad en este país. A partir de ese momento, España no solo iba a descubrir que, bajo su apariencia enclenque, Pablo Motos escondía un titán hipermusculado, sino también el significado de la expresión que teníamos que comer más brócoli, que el gimnasio y el deporte no eran patrimonio de unos pocos y que, casi 20 años antes de que estallará al movimiento Me Too (y esto es, de lejos, lo más importante), no hacía falta colocar en la portada de una revista masculina a una chica en actitud, vamos a decir, ‘insinuante’... De sueños. El primer reportaje que escribí en esta revista iba de sueños… Lo recuerdo, ya como director, y me resisto a la tentación de convertir estas líneas en una sucesión de tópicos sobre sueños cumplidos, metas alcanzadas y egocéntricos blablablás…
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