FLORA GONZÁLEZ Al NATURAL
Comunicar forma parte del ADN de Flora González (Andújar, 1985). Desde que empezó a escribir, se unió al periódico del colegio; y, a los 15 años, se presentó en una emisora de radio porque quería aprender a locutar. Después, llegó la universidad, un máster de moda y belleza y unen la capital que se ha convertido en uno de sus centros fetiche. El respeto es el hilo conductor de cada gesto de Flora González. Disfruta comiendo («soy tan nerviosa que no engordo», apunta), pero se preocupa de incluir vitaminas en su dieta; le gusta estar morena, aunque mantiene el buen tono con fórmulas bronceadoras que no dañan la piel, y garantiza a sus cutículas el mínimo daño en su rutina capilar. «Mi pelo tarda mucho en crecer y, cuando llegué a la tele, me hicieron un ¡Ha necesitado cinco años para ser el de entonces!», confiesa. El milagro lo ha conseguido gracias a un corte especial con retoque cada ocho semanas en el salón Armandeus Madrid. Respecto a la coloración, sólo se pone en manos de los profesionales de Andressa Santana, que, con una sesión anual, «logran un efecto que se integra con el cabello a medida que crece». En casa, le encanta probar diversas líneas de cuidado, y no puede vivir sin su moldeador de Dyson: «En el confinamiento, tuve que peinarme yo para el trabajo, y soy un desastre», cuenta.
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