De ilusión también se vive
“Veo nerviosos al diseño, a la arquitectura, al urbanismo... con prisa por mostrar lo aprendido”
De frase de consolación ha pasado a ser el próximo mantra universal, con eltambién”: se vive gracias a la ilusión y a las fuerzas que ésta da para empezar cualquier proyecto, más en aquellos momentos en que todo parece andar un poco endeble y hasta desmoronado. Es primavera en nuestro meridiano y el renacer de la naturaleza está imparable, y yo -de lo pequeño a lo grande- miro hacia el diseño, a la arquitectura, al urbanismo... y les encuentro nerviosos, con prisa por crecer, con una savia nueva haciéndoles cosquillas y empujándoles a crear lo que llevan gestando durante este largo invierno, a mostrar lo aprendido. Tras una época extensa mareando la perdiz, hablándose mucho de la casa ecológica con pocos resultados visibles, parece que todos los propósitos han cristalizado súbito y que, lo que parecía solo la ilusión de unos pocos, estaba trabajándose en silencio por una mayoría como un río subterráneo que, de pronto, ha emergido en una fuerte cascada ruidosa, un futuro mejor empieza a conjugarse en presente. Prueba de ello son las que, riéndose de su propio nombre, son las activistas más combativas en aquello de autoproducir su consumo, la ilusión máxima de la arquitectura contemporánea. También Vicente Guallart, gran urbanista, nos agita desde su participación en el formidable documental Rediseñando el mañana”, producido por IKEA -una joya-alertándonos de que hace falta un liderazgo que canalice tanto actor independiente. Yo soy más optimista, claro que es necesario un orden oficial que obligue a rendir cuentas, pero el caos se acaba ordenando solo si está en juego la supervivencia. Ya está despierta la conciencia de la ecología en casa, en ese microcosmos del que parte el comportamiento comunitario. Y sí, cualquier poco vale. La ilusión es semilla.
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