Historias de hoy
«El Efecto Matilda alude a las injusticias cometidas hacia las científicas a quienes no se les reconocieron sus logros»
Precisamente cuando por el horizonte asoma el Día de la Mujer Trabajadora, me llama un amigo para comentarme que). Se trata de tres cuentos geniales que fantasean a través de sus ilustraciones sobre qué hubiera sido de Einstein, Fleming y Schrödinger si hubiesen crecido como niñas. ¿Podrían haber puesto su inteligencia al servicio de la ciencia? ¿Sus obligaciones domésticas les habrían dejado tiempo para estudiar? Y, sobre todo, ¿habrían recibido el apoyo de sus colegas y familiares? Reconozco que hasta hace poco no sabía nada del Efecto Matilda, un término acuñado por la activista de los derechos humanos Joslyn Gage, que hace alusión a las injusticias cometidas de manera sistemática hacia las científicas, cuyos logros profesionales solían quedar eclipsados por sus maridos o sus compañeros masculinos, quienes se llevaban el reconocimiento en su lugar. Subrayo también que me encanta esta iniciativa puesta en marcha por la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), pero que me gusta aún más que sea un hombre quien me la cuente con tanto entusiasmo. Hace justo un año la pandemia se puso muy seria por aquí. Y hoy las estadísticas señalan que las mujeres trabajadoras batallan en primera línea de fuego. El 70% de las tareas de cualquier tipo de cuidado relacionado con la enfermedad ha recaído sobre ellas*. Pero, además, representan el 66% del personal sanitario total en nuestro país. Hay 51% de médicas, frente al 49% de médicos. Y en el caso de las enfermeras, son mayoría con un 84%, tal y como afirma la última Encuesta de Población Activa (EPA). Ahora son un ejército, pero su labor silenciosa (y valiente) vuelve a hacer actual la famosa frase de la escritora Virginia Woolf: «Durante la mayor parte de la historia, Anónimo fue una mujer».
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