OÍR VOCES ¿EXPERIENCIA O TRASTORNO?
La experiencia de oír voces –también conocida como clariaudiencia, alucinaciones auditivas, voz directa en el espiritismo…–, está tradicionalmente asociada a síntomas psicóticos en psiquiatría, y rara vez son consideradas experiencias espirituales o paranormales, en contraste con las experiencias predominantemente visuales: por ejemplo ver apariciones, ángeles, extraterrestres, u otras entidades sobrenaturales.
Sin embargo, algunas experiencias auditivas pueden tener un atributo de veridicabilidad, como un contenido premonitorio, por ejemplo, advertir un evento que luego ocurrirá, o información “posmortem” desconocida que puede ser confirmada. Las voces son interpretadas como provenientes de Dios, ángeles, espíritus de seres queridos fallecidos, u otras entidades “negativas”, como demonios o “bajos astrales” –rara vez se atribuyen a la mente perturbada de quien las experimenta.
A la edad de trece años, Juana de Arco comenzó a tener visiones y oír voces del arcángel Miguel, y a sus guías espirituales Margarita y Catalina. En el siglo XVIII, el célebre poeta inglés William Cowper (1731-1800) oyó voces que le comunicaban con anticipación todos los sucesos importantes de su vida. A finales del siglo XVII y principios del XVIII, los mesmeristas observaron que los “magnetizados” experimentaban clariaudiencia –oían las voces de los muertos– junto con otros fenómenos psíquicos. Los mensajes espíritas recibidos por un médium auditivo se convirtió en parte integral de muchas sesiones espiritistas.
Los médiums dicen recibir mensajes del mundo espiritual, pero aquí no es el propósito menospreciar las creencias espiritualistas, sino las afirmaciones de los pacientes clínicos respecto a la procedencia de sus voces..
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