BUENA CARA PARA MALOS MOMENTOS
Una precaria situación económica, una enfermedad y básicamente los duros golpes de la vida pueden ser enfrentados con una actitud positiva, si no es que festiva, según el celuloide. Vamos, hasta el Holocausto puede tomarse con humor. Las cintas de las que hablaremos podrían considerarse muestras de “estados mentales para tiempos rudos”. Y serán aquellas en donde el o los protagonistas enfrenten situaciones difíciles con actitudes poco usuales, pero eso sí, nada derrotistas.
¿Cómo hemos llegado a esta especie de definición? Bueno, no hay análisis ni tampoco un término seguro para estas producciones porque no son ningún subgénero. No son las llamadas “películas optimistas”,
