RENACIDO
En la era de Zoom, de Google Meet o de Microsoft Teams, las entrevistas dejan paisajes curiosos. Un viernes a mediodía charlo, pantalla mediante, con Lapo Elkann (Nueva York, 1977). Aunque el tiro de cámara no revela demasiado, parece que está subido a una bici estática, a punto de empezar a pedalear (o quizá acaba de terminar, aunque su perfecto peinado le delata). Viste camiseta de tirantes blanca, a juego con los auriculares (que, curiosamente, no son AirPods, sino de los de cable de toda la vida) y de vez en cuando bebe de una botella de agua.
Es la primera vez que nos vemos, y es una entrevista profesional. Me esperaba verle sentado en un enorme salón, vestido impecablemente con alguno de esos trajes tan coloristas y perfectamente tallados que suele usar, con alguna obra de arte detrás. Pero no. Y me gusta, porque confirma algo que ya me habían advertido: que Lapo Elkann es un tipo muy cercano, que lo mismo saluda al CEO de alguna de sus empresas que le pregunta por la familia al encargado de mantenimiento.
Si eres de los que necesitan situarse ante nuestro protagonista, vamos a hacerte un resumen: es
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos