La fiebre DEL ORO
EN MANOS DE LOS ARTESANOS DE PIAGET, EL ORO SE DEJA DECORAR CON MINUCIOSO PRECIOSISMO.
El tiempo de Piaget se mide en oro», afirmaba una publicidad relojera en los años 70.Y lo cierto es que no hay un material que haga competencia al ‘Rey Sol’ en la histórica factoría suiza fundada en 1874 por Georges-Édouard Piaget. Desde que en 1961 establecieran su propio taller orfebre en Plan-les-Ouates (Ginebra), esta compañía familiar ha podido presumir de excelencia y originalidad en el trabajo del oro, dando vida a sus inconfundibles relojes y joyas. Sus artesanos, conocedores algunos de técnicas que se han perdido en otros atelieres, hacen con este metal noble –en todas sus versiones: amarillo, rosa, blanco– verdaderas obras de arte. En las correas de sus relojes, por ejemplo, la maestría de los orfebres brilla en todo su esplendor: como en los brazaletes cadena o en los brazaletes en malla,donde varios hilos de oro se tejen con maestría en una pieza flexible y ligera (como en su conocida colección Limelight Gala); mención aparte merece la línea Tradition, cuyas correas se construyen con eslabones cilíndricos que se ensamblan manualmente,o las decoraciones llamadas Palace,basadas en el grabado a mano del oro y logrando una textura única.Así era la pulsera del reloj de Piaget que pasó a la historia por estar en manos de Jackie Kennedy, una de las muchas celebridades que confiaron en la reconocida destreza de la junto a Elizabeth Taylor, Andy Warhol –quien los coleccionaba– o Salvador Dalí. No ha habido ni habrá una idea atrevida que Piaget no pueda afrontar. Con el oro (¡y el tiempo!) de su parte, todo es posible.
