Cuando la relojería y la alta costura desfilan juntas
LA ALTA COSTURA es un terreno poco explorado por la firmas relojeras. Y mira que tienen atributos en común. Tanto las prendas únicas que desfilan por las pasarelas de París dos veces al año (en enero y en julio) como las tripas de un reloj de la más alta gama están pergeñadas por manos experimentadas que dominan oficios en peligro de extinción. Ya se trate de un vestido de gasas y paillettes de Christian Dior o del último cronógrafo con calendario perpetuo de una gran relojera suiza.
Esas manos materializan los bosquejos de mentes de creatividad desbordante con grandes dosis de sensibilidad, y dedican horas y horas a un encaje
