CUIDAR EL MEDIOAMBIENTE, UN CAMINO COMÚN
La emergencia climática se ha posicionado como uno de los problemas que más preocupan a la población y prueba de ello es el impacto mediático surgido con motivo de la celebración de la Cumbre del Clima 2019 en Madrid, que contó con la participación de 200 países y un total de 1.500 ponencias, o el acaparamiento de portadas que generó el activismo de Greta Thunberg. Porque, aunque la biodiversidad terrestre siempre ha sufrido crisis ambientales y a lo largo de los 600 millones de años se han identificado cinco episodios de extinción masiva de vida en el planeta, el ser humano, a través de la explotación de los recursos naturales, se presenta como una fuerte amenaza para su propio ecosistema y la biodiversidad que le rodea.
Cada vez son más las personas comprometidas con un cambio de actitud y comportamiento que, a través de su poder de influencia, piden los acuerdos políticos necesarios y unas leyes medioambientales acordes. En paralelo, surge una corriente que tiene como base todas esas pequeñas acciones que están al alcance de cualquier individuo consciente de que, si se quiere lograr el cambio, no se puede pretender seguir con el mismo estilo de vida. Lo decía ya en 1795 el geólogo y naturalista James Hutton: “son las pequeñas acciones, continuadas en el tiempo, las que traen los cambios más importantes para la Tierra”.
Pero, como
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