Andrew Burridge
Ser invitado a subir a bordo del velero más grande del mundo es un hecho reservado a muy pocos privilegiados. Durante el Super Yacht Show de Barcelona, la presencia del icónico Maltese Falcon–Halcón Maltés– en español se llevó toda la atención del pú-blico y de los medios de comunicación, por su tamaño, su diseño y sus enormes botavaras curvadas.
Construido por encargo del millonario norteame ricano Tom Perkins, y creado por la casa italiana Perini, lo que más resalta de su diseño son los tres mástiles, que sostienen 15 enormes velas y han sido fabricados en fibra de carbono. Dichos mástiles tienen la capacidad de funcionar de forma independiente entre ellos, además de rotar según las necesidades y el viento. Son capaces de desplegar 2.400 metros de vela en solo 6 minutos de forma automática. Ahora propiedad de una ciudadana griega, el está confiado
