SOSPECHOSOS HABITUALES
Si hay un animal envuelto en mitos y leyendas, este es el murciélago. Asociado con personajes siniestros del folclore popular, como los vampiros y los chupacabras, el único mamífero que vuela despierta una animadversión en buena parte de la sociedad que nada tiene de racional. “Es un producto del pensamiento mágico”, dice Juan Emilio Echevarría, jefe de la Unidad de Aislamiento y Detección de Virus del Centro Nacional de Microbiología, en Madrid. Esto no es así en todas las culturas: en algunas, los quirópteros son considerados beneficiosos e incluso símbolo de buena suerte. Al margen de supersticiones, lo cierto es que los murciélagos han copado la actualidad mediática porque podrían estar relacionados con el origen de la transmisión del coronavirus SARS-CoV-2, algo que, por desgracia para ellos, no contribuye a mejorar su imagen.
Sin embargo, no son los únicos animales que portan virus. “Todos los seres vivos somos reservorios de virus en una medida similar; tenemos nuestro propio catálogo de estos. Los murciélagos no son excepcionales”, explica Echevarría, que es vocal de la Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos (SECEMU). Esta organización lleva desde 1989 impulsando la investigación, la conservación y la protección de los quirópteros, y trata de que estos mamíferos sean conocidos y hasta queridos por la población.
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