UNA FORMA DE VIDA LA QUADROPHENIA DE JAPÓN
Hay que reconocer que esto es muy extraño desde el principio. Me encuentro estacionando en un aparcamiento junto al mar y unos delfines, en el distrito de Higashiibaraki de Ibaraki, golpeado por un sonido y un olor densos. El combustible me raspa las fosas nasales, haciendo que los conductos lagrimales se disparen con un sollozo leve. A continuación, un ejército de scooters de dos tiempos y 50 cc se aproxima, sonando como si fueran... sí: una rana con un orgasmo.
Todos llevan carenados escandalosos, trabajos de pintura salvaje y adornos de
