Dennis Hopper El cronista de una época
odo comenzó cuando mi madre (Brooke Hayward) le regaló a mi padre (Dennis Hopper) una cámara Nikon por su 25º cumpleaños. Era 1961, y, en ese momento, él empezó a inmortalizar su entorno de forma obsesiva porque pensaba que no podría dirigir una película. Usaba las imágenes para ver cómo encuadrar una secuencia y, por extensión, el mundo. Y, también, para dejar testimonio de una década marcada por fuertes cambios sociales y culturales», recuerda la diseñadora de moda y mecenas Marin Hopper (Los Ángeles, 1962) en el décimo aniversario del fallecimiento del actor. Conocido por cambiar el rostro del cine norteamericano con y por protagonizary el intérprete fue, además, pintor, coleccionista de arte y fotógrafo. «De hecho, quería ser recordado sobre todo por sus instantáneas. De Paul Newman a Andy Warhol, de Jane Fonda a Martin Luther King y su marcha de Selma a Montgomery por los derechos civiles, de Allen Ginsberg a James Brown, pasando por las revueltas en Sunset Strip, su objetivo de 35 milímetros retrató la fama y la contracultura imperante». Un auténtico acumulador de recuerdos que ahora conforman su legado, The Hopper Art Trust (con su hija al frente), el nuevo libro (Damiani) y una próxima exposición itinerante.
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