El Valle de los Reyes
“Yo presencié cómo se excavó en la roca la tumba de Su Majestad, en la soledad en la roca, nadie lo vio, nadie lo oyó”. Ineni
Durante 500 años y tres dinastías (XVIII, XIX y XX), el Valle de los Reyes fue el lugar de enterramiento de los reyes de Egipto desde Tuthmosis I, con la única excepción de Akhenatón y su familia. Sobre la entrada del valle se eleva la montaña más elevada de la cordillera occidental, el cerro de Qurna, cuya silueta se asemeja a la forma de una pirámide tradicional. Se encuentra a unos cinco kilómetros del Nilo en la desértica cordillera occidental, justo enfrente de la antigua ciudad de Tebas, la capital del país durante este período. Rodeado de grandes acantilados, oculto de las vistas desde la orilla del Nilo, el valle es relativamente pequeño y fácil de proteger. Las tumbas reales fueron excavadas en la roca, ocultas en un lugar apartado por la necesidad de mantenerlas en secreto y protegerlas. En él, por primera vez, se construyeron las tumbas donde se enterraba el rey independientemente de los templos funerarios donde se realizaba el culto funerario diario.
Su emplazamiento, en la margen izquierda (oeste) del Nilo, tenía un fuerte carácter simbólico, ya que los egipcios consideraban la orilla oeste el umbral entre esta vida y el Más Allá, relacionando la puesta de sol con el inframundo. De hecho, todas las necrópolis menfitas del Reino Antiguo también se encuentran en la orilla occidental del Nilo.
Cómo se construía una tumba
A la llegada al trono
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