EL CAMPOSANTO DE LA PESTE NEGRA
as pandemias, por desgracia, suelen conllevar soluciones de emergencia indeseables. Fue el caso, con la Covid-19, de la morgue improvisada en el Palacio de Hielo de Madrid. En los pasados meses de marzo y abril pasó de ser una instalación recreativa a albergar más de mil féretros a la espera de poderles dar sepultura o cremación. También muy castigada, Nueva York contempló ataúdes enterrados en masa como medida urgente en la isla de Hart, a la vista de medio Bronx. Londres, igualmente desbordada este fatídico 2020, había padecido una situación similar en la recta final de la Edad Media. Hace casi siete siglos, a mediados del xiv, la peste negra barrió la población del Viejo Mundo. Asia y África perdieron en torno a cuarenta millones de vidas humanas. Europa, unos veinticinco millones, o uno de cada tres habitantes, entre 1346 y
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