SOSPECHOSOS HABITUALES
os años noventa lograron destacar, entre quizá demasiadas películas dedicadas por completo a los efectos visuales, por una serie de thrillers de suspense y acción que en gran medida marcaron el género en los años venideros y que se convirtieron en cintas icónicas. En estas mismas páginas ya hemos hablado de , por ejemplo, pero no podemos olvidar varios títulos, todavía más enclavados en el suspense muchos, como , o este que hoy nos ocupa, el filme que lanzó la carrera de Bryan Singer como cineasta, junto con el guionista Christopher McQuarrie, y la película que brindó su primer Oscar a Kevin Spacey. El guionista también se llevó el gato al agua en una historia tan icónica como brillantemente filmada. Y, aunque vamos recomendamos encarecidamente que, si ustedes no han visto la cinta, dejen de leer el artículo ahora mismo y regresen cuando lo hayan hecho… Así evitaremos sorpresas innecesarias.
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