LA CARA OCULTA DE LA OMS*
*(ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD)
La predecesora de la actual Organización de las Naciones Unidas (ONU) era la Liga de Naciones, fundada en 1919 tras la I Guerra Mundial (1914-1918). Dicha organización aspiraba a crear las condiciones de un orden internacional basado en la diplomacia y la paz, pero está claro que fracasó estrepitosamente en sus objetivos con el inicio de la II Guerra Mundial (1939-1945). Al final de esta contienda, EE UU supo aprovechar su ventajosa posición en el tablero mundial, puesto que era la potencia ganadora de la guerra que menos daños sufrió de todas las involucradas en el conflicto mundial. Para convertirse en el país hegemónico empezó a tejer una red de instituciones supranacionales que le sirvieran de apoyo para lograr la supremacía planetaria. De este modo, EE UU impulsa la fundación de la ONU en 1945, y mediante los acuerdos de Bretton Woods crea el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en 1944, además de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en 1944, la Organización de la Comida y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en 1945, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) en 1945, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948, la Organización Marítima Internacional (OMI) en 1948, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1949, etc.
A excepción de otras, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se funda en 1995, la mayoría de las grandes organizaciones internacionales se ponen en funcionamiento al final o unos años después de la II Guerra Mundial. Sobre las cenizas del viejo mundo, uno nuevo había nacido. La encargada de velar por la salud pública mundial fue la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en su Carta Magna firmada el 7 de abril de 1948 –que desde entonces se convirtió en el Día Mundial de la Salud– establece su intención de velar por «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no meramente la ausencia de afección o de enfermedades » y por «una opinión pública bien informada ». En su Carta Magna también leemos que «los gobiernos tienen responsabilidad en la salud de sus pueblos, la cual solo puede cumplirse mediante la adopción de medidas sanitarias y sociales adecuadas ». Por último, aboga
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