LOCY HALE
Su mamá le dijo que no lo hiciera…
Volvamos al pasado, cuando Lucy Hale tenía tan solo 15 años. En ese momento estaba muy top la Britneymanía, los abs pintados con spray, y ropa interior que se asomaba por esos jeans a la cadera. ¿Quién de nosotras no quiso tener una perforación en alguna parte del cuerpo? “Tenía uno largo que colgaba de mi ombligo”, señala Lucy en lo que se convirtió en un lenguaje universal en el 2004. La pieza se asomaba por debajo de las tank tops que amaba usar en esos años. “Me costó mucho trabajo convencer a mi mamá”, recuerda. “Pasó un mes y no podía mirarla a la cara para decirle que cometí un error, odiaba ese piercing”.
Después de esta experiencia podemos imaginar que no le quedaron ganas de hacerlo de nuevo. Pero ahora estamos en el vecindario de SoHo, Nueva York, esperando a que Lucy se perfore por décima u onceava vez. Acaba de cumplir 30 y es la manera de celebrar: “Sí, me siento algo loca”. Ella espera impaciente sobre una mesa, tiene Converse blancos y mueve los pies como si fuera una niña. En ese momento, los sentimientos que refleja. Y no me decepciona: Lucy está llena de magia.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos