LIFE AFTER MOORE NUEVE AÑOS TRAS LA MUERTE DE GARY MOORE
La carrera de Gary Moore y la de Rory Gallagher tienen paralelismos muy desgraciados, pero que nos ayudan a poner en perspectiva la verdadera grandeza del artista que nos acaba de abandonar. Tanto Moore como Gallagher eran irlandeses, una característica que dotaba a su estilo de una ferocidad y una personalidad que solo puede gestarse en un lugar tan castigado como aquel. Ambos eran músicos en solitario que vivían a la sombra de una banda (Thin Lizzy en el caso de Moore, Taste en el caso de Gallagher). Ambos recibían un respeto masivo por parte de otros músicos y un sector de fans acérrimos que idolatraban su figura y arte, pero su éxito no era tan expansivo como su influencia podría hacernos creer. Ambos poseían el 90% de su sonido en sus manos, no en los efectos ni en sus amplificaciones o guitarras. “Sonido distintivo”, que se suele decir. Maestría y dedicación, que diría yo. Ambos venían de entornos humildes, lo que contribuyó a que la fama les repeliera como a pocos. Y la más triste coincidencia de todas es que ambos murieron demasiado pronto. Antiguamente, morir a los 27 (como Joplin, Hendrix y Morrison) era considerado“demasiado pronto”. Pero a medida que han pasado los años y hemos ido siendo conscientes del escaso relevo generacional que tienen los grandes músicos de nuestra era, incluso morir al borde los 60 se ha considerado“demasiado pronto”.
Ciertamente ese fue el caso de Gary Moore, un artista prolífico, capaz de corretear por pistas estilísticas muy variadas, pero sin perder nunca el sentido de la orientación ni el ritmo en su carrera, fuera cual fuera la meta final. El presente artículo no pretende ser biográfico. A fin de cuentas, para eso existe laWikipedia o, para los de la vieja escuela, los varios libros biográficos (aunque pocos en consonancia con su peso musical) que hay por ahí disponibles. Todos sabemos de dónde viene Moore, su pasado, sus hazañas, sus equivocaciones y su innegable legado. Lo más importante es tener en cuenta lo que nos dejó: una discografía repleta de grandes trabajos y toda una generación de guitarristas que, poco a poco, reconocen la labor fundamental que el norirlandés tuvo a la hora de forjar sus estilos. Ahí está Jorge Salán en nuestro país, Michael Amott de Arch Enemy, John Norum de Europe, Kirk Hammett de Metallica (quien se hizo con la mítica Les Paul ’59 que Gary Moore compró a Peter Green), Joe Bonamassa y muchísimos más.
HEREJÍA PARA LOS ROCKEROS DE PROVECHO
Durante mucho tiempo, Gary Moore fue considerado un hereje, un traidor. Abandonó el rock duro de tintes melódicos para dedicarse al blues. Algunos creen que lo hizo porque el blues era popular y quería beneficiarse económicamente de ello. Lo que pocos tienen en cuenta es que el blues era muy poco popular en 1989 y fue precisamente Moore quien lo
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