KIKA SILVA
Es verdad eso de que lo perfecto se aleja de lo bueno. No estamos para sabelotodos, ni menos para esas bellezas sin desliz. Porque el error ha demostrado tener su encanto, hasta convertirse en un símbolo inequívoco de los cánones de moda de estos tiempos. El vitiligo, los kilos de más o unos dientes desordenados son un plus más que un desacierto. Y cuando Kika Silva entra al estudio sucede un poco lo mismo. Su sola presencia derriba varios cánones.
Ella aparece en jardinera. Está bien, considerando que tiene apenas 26 años. Hace su entrada minutos pasados de la hora acordada, con una cola de caballo casi colegial, su mánager como ángel guardián, y ni una gota de maquillaje. No hay error, en lo absoluto. Solo un increíble potencial que, se presume, saldrá a la luz con el primer clic de la cámara, y esta la adora.
Lleva zapatillas albas, de
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