PIONERAS
“Asegúrate de ser la primera mujer en cualquier lugar”, le aconsejó una editora a la fotógrafa novata Dickey Chapelle, a medida que se intensificaba la Segunda Guerra Mundial. Chapelle siguió su consejo y se escabulló entre una unidad de la marina durante la batalla de Okinawa, en 1945, con lo que incumplió la prohibición respecto a la presencia de mujeres periodistas en zonas de combate. Perdió temporalmente su acreditación de prensa militar, pero después fue reconocida como una corresponsal de guerra intrépida.
Desde la fundación de National Geographic Society, en 1888, las mujeres han tenido numerosos logros en las ciencias y la exploración, muchas veces sin que se las reconozca como merecen. Cartografiaron el suelo marino, conquistaron las cimas más altas, descubrieron civilizaciones antiguas, impusieron récords de buceo en aguas profundas y recorrieron el mundo por aire. Estuvieron con la vanguardia durante la guerra y cruzaron continentes enteros.
“No hay motivo alguno para que una mujer no pueda lograr lo mismo que un hombre, y más –dijo la exploradora Harriet Chalmers Adams, en 1920–. Si a una mujer le entusiasma viajar, si le gusta lo peculiar, lo misterioso y lo oculto, no hay nada que la detenga”.
Sin embargo, en la revista era frecuente que las mujeres quedaran como notas al margen, opacadas por sus célebres esposos. Matthew Stirling firmó más de una docena de artículos que detallaban sus descubrimientos en la arqueología mesoamericana, pero su esposa Marion le ayudó a dirigir las expediciones y solo publicó un texto con su nombre: sobre cómo hacer las tareas del hogar durante una expedición. “¡Carajo, carajo, carajo!”, escribió frustrada Anne Morrow Lindbergh, en su diario en 1933, sobre la vida con su célebre esposo, el aviador Charles Lindbergh. Fue la primera mujer estadounidense en obtener una licencia de piloto de planeador y fue premiada por sus habilidades de navegación. “Estoy harta de ser la mucama del señor”.
Otras fueron ignoradas por sus contemporáneos. Por lo menos para una de ellas, la periodista Juliet Bredon, fue mucho más fácil publicar en National Geographic con un seudónimo masculino en los años veinte. Incluso para mujeres reputadas de su época era difícil recibir una justa remuneración por su trabajo.
El archivo de National Geographic revela las historias de las mujeres pioneras de National Geographic. Del pasado al presente, en estas páginas rendimos tributo a algunas de ellas.
MARIA MITCHELL
1818-1889
Primera persona en descubrir un cometa mediante un telescopio; primera astrónoma profesional en Estados Unidos.
En el siglo xix era bien sabido que los residentes de Nantucket, Massachusetts, mantenían sus telescopios apuntando hacia el mar. Maria Mitchell apuntó el suyo a las estrellas. En su infancia ayudó a su padre, un astrónomo amateur, a hacer complejos cálculos de navegación para los capitanes de los barcos balleneros, predecir eclipses y registrar los movimientos de los astros.
El primero de octubre de 1847, a las 10:30 p.m., Maria, de 29 años, estaba en el techo del Pacific Bank, donde su padre había
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