Musas
Al cuerpo de las mujeres siempre se le discute. Si están gordas o anoréxicas, envejecieron “mal”, se hicieron cirugías estéticas, se embarazaron o no. Al de los hombres, casi nunca. Si hemos de aprender de Georges Bataille, la liberación sexual no reside tanto en las prácticas, sino en poder hablarlas en público. El problema es que al cuerpo femenino sólo se le juzga. Lo arbitrable tiene que ver con estándares de belleza, de moda, de prejuicios sobre lo que significan sus cuerpos. Hasta hace muy poco, en medio de esta segunda ola de feminismo, el derecho a la autorrepresentación no estaba en el debate público.
Leo en el suplemento literario del sobre las exposiciones en torno a las modelos de los pintores –tanto en Nueva York como en París–, como una
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