Los placeres de ser una sublebrity
ntre los asistentes al espectáculo que presentó John Cameron Mitchell (Texas, 1963) en el Auditorio Blackberry, se asomaban cabezas portando diademas de hule espuma y cartón simulando la icónica peluca rubia de Hedwig, esa accidentada estrella transexual del punk rock que el artista y director creó con el músico Stephen Trask, y que pasó de ser un espectáculo teatral subterráneo a finales de los noventa, a una película exitosa internacionalmente en 2001 y luego dio el salto al de Broadway en una temporada por la que Neil Patrick Harris ganó el Tony a mejor actor y el mismo Cameron Mitchell obtuvo un premio especial por retomar brevemente el personaje que, espectáculo que trajo a México a finales de mayo pasado, sirve de pretexto para exponerse a corazón abierto como persona y creador, además de demostrar que sigue siendo un de gran vitalidad y un gran sentido del humor que era festejado por la nutrida audiencia en los intervalos entre canciones y un par de intervenciones de su comparsa escénica, una potente Amber Martin que supo aprovechar muy bien sus momentos de protagonismo, sobre todo al cantar “Ziggy Stardust”, de David Bowie.
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