AMARILLO VAN GOGH
“El amor al arte hace perder el amor verdadero”.
Jean Richepin
Groot-Zundert, 1852. En el seno de una familia protestante nace muerto el primer Vincent Willem van Gogh. El 30 de marzo de 1853, justo un año después del alumbramiento de este primer hijo, Anna Cornelia van Gogh da a luz a un niño al que llamarían por el mismo nombre para mantenerlo en su recuerdo. Enterrado cerca de la iglesia donde su padre ejercía como pastor, cada domingo Vincent contemplaba su nombre reflejado en la lápida. Muerto.
De Van Gogh suele decirse que fracasó en prácticamente todos los aspectos de su vida. Vincent pintaba con una celeridad obsesiva y llegó a reunir un gran número de obras que, aunque apenas se vendieron y expusieron en vida, abrirían el camino del arte moderno, sirviendo como referente para artistas que encabezaron movimientos vanguardistas como el expresionismo. Treinta y siete años después de su nacimiento, en 1890, fallecería en Auvers-sur-Oise, cerca de París, en la auténtica ruina.
Van Gogh, el chiflado
Sobre su supuesta locura que lo habría llevado al suicidio, se ha teorizado mucho. De hecho, no existe evidencia alguna, ni siquiera el historial clínico, sobre tal enfermedad. Es difícil definir, entonces, si se vio afectado por una patología en concreto a partir de pocos testimonios que existen: las cartas a su hermano Theo y a otros artistas, en las cuales se reflejan muchos más momentos de lucidez que de
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