Las reliquias ocultas de Oriente
Los arqueólogos creen que en la región situada entre los ríos Tigris y Éufrates aparecieron hace unos 5,500 años los pilares que sustentan gran parte de la cultura de nuestros días: las ciudades, la escritura, la monarquía, la contabilidad, el comercio, etc. En Egipto todavía no existía un estado unificado gobernado por un faraón cuando en Sumer, al sur de Iraq, nació Uruk, la primera ciudad de la Historia.
El trabajo llevado a cabo por los arqueólogos durante las primeras décadas del siglo XX dio como resultado el descubrimiento de pirámides escalonadas, edificios e inscripciones que revelaron los orígenes históricos de los antiguos pueblos que habitaron Mesopotamia. Las excavaciones realizadas por el vicecónsul francés Ernest de Sarzec durante cuatro años (1877-1881) sacaron a la luz una serie de objetos milenarios entre los cuales destacaba una escultura del rey de Gudea esculpida en diorita. Se trataba de una figura muy diferente a las que se habían encontrado con anterioridad en otros yacimientos babilónicos o asirios.
Sarzec había descubierto las primeras huellas visibles de los sumerios, un pueblo que hasta entonces había permanecido ignorado por la historia. Años después, entre 1922 y 1934, el arqueólogo inglés Leonard Woolley excavó la ciudad de Ur y desenterró el rico ajuar de las tumbas reales, que aportó un importante caudal de datos sobre esta primigenia civilización mesopotámica.
A partir de 1881, arqueólogos estadounidenses y alemanes trabajaron en esa región a la que llegaron los sumerios hace más de 4,000 años. Sus ciudades-Estado y sus respectivos territorios se hallaban bajo el dominio de un único rey. Fue en 2340 a.C. cuando se produjo la invasión de los semitas al mando del monarca Sargón. A partir de entonces, Sumer se convirtió en un imperio que extendió su poder a toda Mesopotamia.
La capital del reinado de Sargón fue Akkad, que se
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