Baalbek La ciudad de los templos imposibles
"LA HISTORIA DE ESTAS NOBLES RUINAS ES TODAVÍA UN LIBRO SELLADO. Durante miles de años ha permanecido generando el asombro y la admiración de los viajeros. Cuándo, y por quiénes, fue construido son preguntas que jamás encontrarán respuesta. Solo una cosa es cierta: la grandeza en la arquitectura y la gracia en el diseño que se contempla en los templos de Baalbek no ha sido igualada por ninguna obra humana construida en los últimos veinte siglos”. Así describió el escritor Mark Twain (1835-1910) la impresión que le generó su visita a las ruinas de Baalbek, en su diario de viaje Inocentes en el extranjero (1869).
LA CIUDAD DEL SOL
Pese a este relato, lo cierto es que las primeras crónicas describiendo la majestuosidad de Baalbek se las debemos a exploradores españoles. Fue el rabino Benjamín de Tudela (1130-1173), hombre culto del que solo se sabe que hablaba seis idiomas y que pudo haberse dedicado al comercio de piedras preciosas, quien, en tiempos de Sancho VI el Sabio, partió desde el Reino de Navarra para emprender un periplo por Oriente Medio. Entonces, Benjamín de Tudela creyó la leyenda de que Baalbek fue construida por el rey Salomón, y que la ausencia de mortero entre sillares solo podía ser obra de los Djinns o genios de la mitología árabe, que regalaron estos templos a la mítica reina de Saba. Aún hoy, nueve siglos después, los oscuros orígenes de Baalbek se sitúan en las brumas del terreno especulativo.
Como otros tantos lugares de culto, Baalbek fue construida en un lugar elevado. Los
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