ALTÁI BESTIARIO EN PIEDRA
LA PALABRA SIBERIA EVOCA INMENSIDAD. EN NUESTRO IMAGINARIO COLECTIVO, AUTOMÁTICAMENTE, PROYECTAMOS IMÁGENES DE INFINITAS TAIGAS AZOTA-DAS POR EL FRÍO E INUNDADAS DE NIEVE. Esta apreciación es cierta pero solo en parte. Una extensión tan vasta como Siberia alberga un sinfín de contrastes geográficos y complejidades humanas.
Nuestro objetivo es la República de Altái, enclavada en el corazón geofísico de Asia, incrustada en un vértice imaginario limítrofe con China, Kazajistán, Mongolia y Rusia. No en vano, en las montañas del Altái se encuentran numerosos rastros de la cultura escita, aquellos feroces jinetes nómadas que poblaban las descripciones de los antiguos griegos como las del historiador Heródoto. Numerosos kurganes (túmulos funerarios) jalonan el paisaje para demostrarlo.
Mucho más antiguos que los escitas son los pueblos que elevaron varios monumentos megalíticos como los menhires y, por supuesto, los petroglifos. Estos últimos son verdaderos catálogos de historia natural, que ejercen de testigos pétreos de épocas remotas.
Esta tierra de frontera como es el Altái también alberga en su suelo y en el relato de sus moradores la presencia de criaturas fantásticas viviendo al borde de la realidad. El mamut y el almasty habitaron, alguna vez, en esta zona de Asia y su recuerdo aún pervive, no solo en leyendas locales, sino en restos fósiles. El Altái es un cofre cerrado que alberga numerosos misterios. Abrámoslo.
¿UN MAMUT EN ASIA CENTRAL?
He de reconocer que cuando me dispuse a viajar al Altái muy poco sabía al respecto. Poco más que una cadena de montañas y un grupo de lenguas antiguas portan ese nombre. También, debido a mi devoción infantil por los tigres, sabía que una subespecie en concreto, el tigre de Siberia (Panthera tigris altaica), llevaba esta denominación pero poco más… Después de un largo viaje aterrizamos en Barnaul, la capital del krai de Altái y, poco después, pusimos rumbo a Gorno Altaisk, capital de la República independiente de Altái. Al poco de en los parques públicos, se empieza a abrir la inmensidad forestal y fluvial de Altai.
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