GRANDES EMPRESARIALES >ENEMIGOS ÍNTIMOS<
La típica cafetería de carretera de Estados Unidos. Entra un repartidor de Pepsi y se sienta en la barra. En el otro extremo, cenando, hay un repartidor de Coca-Cola. Al principio los dos se miran con recelo. Poco a poco se van acercando el uno al otro hasta que están en taburetes contiguos. Se saludan. Empiezan a charlar amistosamente. Se enseñan las fotos de la familia que llevan en la cartera. Es justo entonces, en ese momento en el que ya han bajado las defensas, cuando el repartidor de Coca-Cola le sugiere a su colega que le eche un trago a la lata de su marca con la que estaba cenando. El repartidor de Pepsi mira a su alrededor y, cuando está convencido que nadie le está prestando atención, le da un sorbo y le devuelve la lata, dibujando una cara que dice “no está mal”, a su nuevo compinche. Acto seguido le ofrece un sorbo de su lata de Pepsi. El de la Coca-Cola acerca sus labios al envase y bebe con deleite. Cuando el de la Pepsi le pide que le devuelva su lata, el de la Coca-Cola niega y vuelve a negar con la cabeza.
UNA GUERRA QUE TRAJO COLA
Fue en 1886 cuando el farmacéutico de Atlanta John Pemberton ideó un brebaje (cuya fórmula sigue siendo hoy un secreto) del que
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos