¿QUIÉN TERMINARÁ PAGANDO LA REVOLUCIÓN DEL COCHE ELÉCTRICO?
Muerte al diésel, muerte a los coches y motos que carezcan de distintivo ambiental y larga vida a los eléctricos y los híbridos, especialmente si son compartidos. Así podrían resumirse los contornos de un nuevo grito de guerra, el de los políticos y reguladores que exigen el final de una era ante la estupefacción de los grandes fabricantes europeos y los dueños de los vehículos damnificados. Parece solo cuestión de tiempo que los protocolos anticontaminación que tanto favorecen a los híbridos en Madrid (al menos hasta ahora) o Barcelona se implanten en ciudades como Granada, con serios problemas de dióxido de nitrógeno, o en Málaga, que arrastra problemas con las partículas PM10.
Los mejores coches híbridos –los menos contaminantes– necesitarán durante años los mejores motores de combustión de alta tecnología, porque las baterías de los híbridos hoy ni siquiera permiten recorrer más de 70 kilómetros sin repostar y sus usuarios dependen totalmente de los motores tradicionales para los desplazamientos interurbanos. Si éstos son ineficientes, difícilmente se puede hablar de vehículos respetuosos con el medio ambiente aunque sean híbridos.
de vehículos, Anfac, ha pedido, por supuesto, tiempo y orden. Acata la transformación pero rechaza la revolución. Arancha García, su directora del área Industrial y de Medio Ambiente, admite que “la industria necesita realizar una transición ordenada hacia la descarbonización del parque”. Eso sí, recuerda, no hay que sentarse a esperar a los eléctricos porque los híbridos y los “motores
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