El VC que lo ha visto todo
CON UNA CAMISA NEGRA DE MANGA LARGA, shorts azules, una rodillera en la pierna derecha (lesión a causa de jugar basquetbol) y una mochila llena de botellas de agua, así como un filtro de agua personal (no preguntes por qué), Jeff Jordan aparece detrás de una fila de árboles. Es un sujeto extremadamente delgado, con el cabello negro muy corto; antes de llegar a una caminata programada en un sendero cerca de su casa en Portola Valley, California, hizo un recorrido previo de 40 minutos en el bosque. “Disculpen”, dice. “Me levanto muy temprano”.
A sus 60 años, él disfruta su tiempo a solas por la mañana. El horario de oficina lo destina a la firma de venture capital Andreessen Horowitz –cerca de ahí–; a diario, se reúne con emprendedores, escucha decenas de pitches y al final decide cuáles de estas perspectivas son dignas del respaldo de la compañía. No obstante, durante las primeras horas de la mañana, por lo general, se encuentra solo. “Tengo que ser extrovertido en el trabajo. Así que, para recuperarme, simplemente camino por las colinas”, cuenta, antes de hacer la confesión sorprendente –al menos en el mundo tipo A de los VC de Silicon Valley– que “está en el límite entre ser introvertido-extrovertido”. Y agrega: “es lo único que hago en mi día a solas. Todo lo demás es reunión tras reunión tras reunión”.
Afortunadamente para Jordan y sus socios, su enervador tiempo presencial ha resultado fructífero. En nombrede comestibles Instacart y el sitio de aficionados Pinterest. La apuesta tan sólo en esta última , una de las primeras de Jordan después de unirse a la firma en 2011, tiene un valor de US$1,000 millones.
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