LA BÚSQUEDA DE UNA I.A. A NIVEL HUMANO
EN JULIO PASADO, Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft, una de las compañías más valiosas con una capitalización de mercado por arriba de un billón de dólares, filmó un corto con Sam Altman, el empresario de 34 años mejor conocido por su paso al frente de la exitosa aceleradora de negocios Y Combinator.
La configuración del segmento de tres minutos, que Nadella publicó en su perfil de LinkedIn, se parecía a un episodio de la serie de videos Between Two Ferns, donde el comediante Zach Galifianakis conduce entrevistas intencionalmente incómodas con invitados admirados como Barack Obama o Charlize Theron. En esta versión, Nadella y Altman aparecían en sillas de tamaño modesto contra un fondo negro. Entre ellos había una mesa de centro pequeña con dos vasos de agua y una planta pequeña. Nadella, de 52 años, hacía el papel de presentador realizándole preguntas a Altman con tarjetas de notas en sus manos.
Pero Nadella no buscaba la risa. Más bien, su propósito era discutir un parteaguas para ambos ejecutivos: la inversión de 1,000 millones de dólares (mdd) en la startup con sede en San Francisco que ahora dirige Altman: OpenAI.
“Así que nuestra misión es desarrollar inteligencia artificial de tipo general, sistemas amplios de IA que puedan hacer muchas cosas a un nivel sobrehumano”, le explicó Altman a Nadella. “Creo que este será el desarrollo tecnológico más importante en la historia humana. Cuando tengamos computadoras que de verdad puedan pensar y aprender... eso será transformador”.
Con la inversión de Microsoft en OpenIA, que capturó los encabezados, Nadella mostró el compromiso de su empresa en tal misión. Y desde un punto de vista estratégico, oficialmente introdujo a Microsoft en una carrera contra Alphabet, la empresa matriz de Google, y un puñado de otras que compiten para desarrollar tecnología que podría transformar de manera radical el mundo de los negocios. El resultado de la carrera bien podría determinar si Microsoft, Alphabet o alguien más en el planeta es la empresa más valiosa en 20 años.
La decisión de Nadella de invertir en OpenIA también fue un reconocimiento sutil de que los esfuerzos internos de su propia empresa para estar al frente de la tecnología de IA estaban quedándose cortos. Microsoft tenía que ponerse al día.
“Se trata de capturar la próxima gran ola de riqueza en tecnología”, apunta Craig Le Clair, analista de Forrester Research, una firma de análisis tecnológico. Él compara la IA con la electricidad en su impacto potencial. Sundar Pichai, director ejecutivo de Alphabet y rival de Nadella, ha ido más lejos llamando a la IA el proyecto más importante en el que trabajará la humanidad, “más que el fuego”.
Imagine ser capaz de monetizar la invención del fuego. Ahora imagine
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