Siempre a las carreras
En 1910, el Type 13 se convirtió en el primer Bugatti de la historia. Sin embargo, su humilde motor no satisfizo totalmente a “le Patrón”, que no descansó hasta que en 1919 logró montar al mismo coche una espectacular mecánica de 1.5 litros, cuatro cilindros, 16 válvulas y árbol de levas. Los buenos resultados no tardarían en llegar: dos años después, el deportivo lograba monopolizar las primeras posiciones del prestigioso Grand Prix de Brescia. La hazaña, insólita hasta ese año, provocó incluso que el veloz automóvil se empezara a conocer como “Bugatti Brescia”.
Con este triunfo, que rubricó probablemente una de las más brillantes páginas en la historia de la marca, los patrocinadores aumentaron su confianza en las
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