El gusto… es mío.
Sep 05, 2019
4 minutos
Por Antonio González de Cosío
Coco Chanel solía decir que el lujo no es lo opuesto a la pobreza, sino a la vulgaridad. Me pregunto si diría lo mismo en estos tiempos, donde el streetwear y el gang style se han colado hasta el corazón de las más prestigiosas marcas de lujo y pagamos cantidades exorbitantes por prendas que nuestras madres hubieran descrito, sin duda alguna, como harapos.
McQueen y sus suéteres apolillados, Balenciaga y sus tenis de 1,000 dólares, Dsquared y sus casi despedazados y manchados, Moschino y sus camisetas de personajes infantiles… Todas piezas de alto precio que
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