CREACIÓN DE MUNDOS(II parte)
Cuando nos fijamos un objetivo, el mejor medio para alcanzarlo es tomar siempre el camino opuesto. Michael Ende
Algunos de estos gigantes, eso sí, no se complicaron demasiado con el contexto: localizaron sus mundos en una esfera fantástica genérica. A George Lucas le apetecía contar una historia con enanos, hadas, troles; reinas malvadas y truhanes caballerosos. Encargó un guion sencillo que contuviera todos estos elementos, pero poco más: el resultado fue (1988). En (1986), tras pronunciar las míticas palabras “ojalá vinieran los goblins y se te llevaran, ahora mismo”, Sarah deberá recuperar a su hermanastro, a quien mantiene cautivo un estiloso David Bowie en su castillo, situado al final de un intrincado laberinto poblado por criaturas irreales. Y ya. Parece que, entonces, no era indispensable facilitar las coordenadas de los reinos encantados: de alguna manera, conectan con el caprichoso mundo de los sueños; y con el productor George Lucas, (1987), sabemos que los acontecimientos evolucionan alrededor del reino de Florín; poco más. Pero su guionista y autor de la novela, el recientemente fallecido William Goldman, lo arregló poniendo en escena un libro físico. Aunque los Acantilados de la Locura, el Pantano de Fuego, la misma corte de Florín son raciones de un relato ya inmarcesible, Rob Reiner y Goldman prefirieron crear su mundo desde la emoción de un nieto que escucha cómo su abuelo, Peter Falk, le narra los lances del cuento: esgrima, combates, torturas, venganzas, gigantes, milagros, persecuciones, fugas e incluso amor verdadero.
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