Ricardo Garibay, el escritor impecable e implacable.
Un 18 de enero de 1923, nace en Tulancingo Hidalgo. En su infancia escribió versos, a su ver ese es el destino de quien tiene el oficio de escribir: “comenzar haciendo versos, seguir haciendo versos y morir haciendo versos, ojalá”.
Narrador, ensayista, cronista y dramaturgo. Estudió Derecho en la UNAM, donde fue profesor de Literatura; jefe de prensa en la SEP; conductor del programa “Calidoscopio: temas de Garibay”, en Imevisión; presidente del Colegio de Ciencias y Artes de Hidalgo; cofundador de Proceso. Escritor de los guiones cinematográficos de: Lo que es del César y El Milusos. Colaboró en Excélsior, Novedades, Proceso y Revista de la Universidad de México. Becario del CME, 1952. Miembro del SNCA, como creador emérito, desde 1994. Premio Mazatlán 1966 por Beber un cáliz. Premio Nacional de Periodismo 1987. Premio al Mejor Libro Extranjero publicado en Francia 1975 por La casa que arde ‪de noche‬. Premio Nacional de Narrativa Colima para Obra Publicada 1989 por Taíb. Medalla de Oro de la SOGEM por su labor en el cine.
Ricardo Garibay fue uno de los narradores más destacados de su tiempo. Con su capacidad vocal y talento para imprimirle ritmo y armonía a las palabras logró difundir varias series para la radio, entre ellas: Lo que lee el que vive, Astucias literarias y Expresiones de México.
Tiene un sin fin de obras entre novelas, cuentos, ensayos, crónicas, obras de teatro, memorias, guiones cinematográficos y antologías.
La más conocía es quizá: La casa que arde ‪de noche‬ (1971). Que obtuvo el premio al mejor libro extranjero publicado en Francia en 1975.
Ricardo Garibay dejó tanto a México como al mundo más de seis decenas de libros escritos con gran inteligencia, pasión y agudeza. Todo esto sin contar la eternidad de su inconfundible voz a través de las diferentes narraciones que dejó grabadas.
En 2006, la Dirección de Cultura del estado que lo vio nacer creó el reconocimiento ‘Ricardo Garibay’, para premiar al mejor cuento y promover la lectura y la escritura. En su memoria también se han creado bibliotecas y centros culturales y literarios a lo largo del territorio mexicano.
Su estilo literario se caracterizó por el empleo de un lenguaje bien elaborado, lleno de calidad y precisión. Aunque sus escritos gozaron de brillantez, muchas veces en sus obras fue notoria la rigidez, debido posiblemente a su minuciosidad y su insistencia en ser el mejor.
Alguna ocasión dijo:
“La literatura no es ficción de mundo, ¡es el mundo mismo!”.
Conoció con detalle el lenguaje y los vocablos usados por las diferentes clases sociales de su país y los incorporó en sus textos. Sus temas predilectos tuvieron que ver con la pasión, el deseo, el amor, la política, las mujeres y la sociedad mexicana en general.