Adam Walsh fue un niño estadounidense de 6 años secuestrado y asesinado en 1981. Su caso impactó profundamente al país, conduciendo a la creación del programa "Niños Desaparecidos" y a la implementación de medidas de seguridad infantil. Su trágica muerte generó conciencia pública sobre la importancia de proteger a los niños y ayudó a establecer una base para la legislación y políticas de prevención de delitos contra menores.
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