La operación de los bonos fue un manotón de ahogado para un gobienro que ya no tiene financiamiento y teme por la estampida del dólar cuando empiece a emitir como loco para financiar el déficit. Lo bueno es que probablemente no ocurra y ya se ve a las autoridades reculando en chancletas. Dificilmente la UBA vaya a avalar esta movida. Y el mercado ya le bajó el pulgar. Tan mala recepció tuvo que opacó un buen dato del mercado de trabajo. En la actividad se vio una fuerte caída de 1.5% en el último trimestre del año, una velocidad anualizada de caída de 6 puntos. Los restaurants anduvieron bien. Nos salvan Don Julio y Anchoita para que la medición presidencial de economía siga viento en popa.