Rafael Cardona, periodista, manifestó que Irma Serrano, “La Tigresa”, fue una feminista suigéneris, que se hacía hacer valer desde cualquier ámbito. Ella podía relacionarse en cualquier sector de la sociedad. Irma Serrano se convertía en ese momento, en el que imperaba la revolución sexual, en un icono de la sociedad cambiante y rebelde que sorprendió a la generación anterior. Pasó de ser una actriz de la farándula a formar parte de un complejo más amplio y su entorno e influencia se expandieron a todos los sectores, sin faltar el político. Las memorias de una joven a quien la pobreza le dolía y que llegó a las más altas esferas del México moderno, y además se distinguió por su extravagancia, fueron un parteaguas no solo en la literatura cotidiana, sino que confirmó la presencia de la mujer indeleble, pionera de un movimiento de reivindicación que no frena.