Sebastián nació en El Salvador, pero se trasladó a Canadá con su familia cuando tenía 8 años. En El Salvador, que es un país de tradición muy católica, Sebastián y su familia practicaban la fe, pero al llegar a Canadá, un país que no tiene esa tradición, se les fue apagando la fe. Él se aburría en misa y solo estaba deseando que terminase para poder ir a jugar y a ver la tele.
A través de una experiencia que tuvo su madre, Sebastián se encontró con la misericordia del Señor, que le llevó a perdonar, no solo a los demás, sino también a sí mismo. Ahora quiere recibir una buena formación para poder evangelizar a otros.