30 min de escucha
Pervirtiendo el espíritu Airbnb - Día 21
Pervirtiendo el espíritu Airbnb - Día 21
valoraciones:
Longitud:
17 minutos
Publicado:
12 feb 2018
Formato:
Episodio de podcast
Descripción
Aquí en la sala de espera de un aeropuerto con mucho ruido. Me gustaría que el entorno hubiese sido otro para grabar este audio, pero estoy trabajando y no es posible. Es parte del reto y hay que cumplirlo.
Ya os hablé de Airbnb hace unos días y hoy os hablaré de lo que no es para mí el espíritu de esta empresa. Desde ayer estoy alejado en una casa de Enrique y Ana vamos a llamarlos y su niño y la experiencia no está siendo todo lo positiva que me gustaría. Es casi un alojamiento de bajo nivel, pirata y aunque el precio es muy razonable, me da la sensación de que estoy invadiendo la intimidad de esta encantadora familia. El entorno es triste y decadente, con edificios monstruosos y plúmbeos (podéis ver fotos en Instagram) y se asemejan a algunos extrarradios de París donde suele haber importantes disturbios. Me compensa que está cerca de la estación de autobuses. Esta mañana cuando he salido temprano me he cruzado con gentes de aspecto gris, montañas de desperdicios amontonados, perros vagabundos, todo sucio. Es deprimente.
La casa es pequeña, la habitación que ocupo es minúscula así como el baño sin toallas, sin champú, sin jabón y con la lavadora dentro. El armario donde se supone puedo meter mis pertenencias está lleno de papeles. Las vistas a los bloques y autopista no pueden ser más espantosas. La pareja es encantadora, una cosa no quita la otra. La verdad es que el apartamento de Norman Bates lo superaba con creces y podía tener mi intimidad e independencia. ¿Qué les puedes pedir por 11 euros?
Este no es el espíritu de Airbnb. No obstante, sigo recomendando este sistema.
Ya os hablé de Airbnb hace unos días y hoy os hablaré de lo que no es para mí el espíritu de esta empresa. Desde ayer estoy alejado en una casa de Enrique y Ana vamos a llamarlos y su niño y la experiencia no está siendo todo lo positiva que me gustaría. Es casi un alojamiento de bajo nivel, pirata y aunque el precio es muy razonable, me da la sensación de que estoy invadiendo la intimidad de esta encantadora familia. El entorno es triste y decadente, con edificios monstruosos y plúmbeos (podéis ver fotos en Instagram) y se asemejan a algunos extrarradios de París donde suele haber importantes disturbios. Me compensa que está cerca de la estación de autobuses. Esta mañana cuando he salido temprano me he cruzado con gentes de aspecto gris, montañas de desperdicios amontonados, perros vagabundos, todo sucio. Es deprimente.
La casa es pequeña, la habitación que ocupo es minúscula así como el baño sin toallas, sin champú, sin jabón y con la lavadora dentro. El armario donde se supone puedo meter mis pertenencias está lleno de papeles. Las vistas a los bloques y autopista no pueden ser más espantosas. La pareja es encantadora, una cosa no quita la otra. La verdad es que el apartamento de Norman Bates lo superaba con creces y podía tener mi intimidad e independencia. ¿Qué les puedes pedir por 11 euros?
Este no es el espíritu de Airbnb. No obstante, sigo recomendando este sistema.
Publicado:
12 feb 2018
Formato:
Episodio de podcast
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