La pornografía es la industria que vende fantasías y que oculta fuertes verdades.
Es un negocio multimillonario por el que muchos prefieren callar millones de abusos y maltratos a “los protagonistas” de estas historias. Es una industria que humilla a la mujer, pero que también ha llegado a ser “la pantalla perfecta” para la ocultar la pederastía.